La depreciación es un método contable que permite a una empresa repartir el costo de un activo a largo plazo durante la vida útil del activo. La depreciación suele utilizarse para activos tangibles, como edificios, equipos y maquinaria, que se espera que tengan una vida útil de más de un año.

El propósito de la depreciación es reconocer la disminución gradual del valor de un activo a medida que se utiliza con el tiempo. Esta disminución de valor se conoce como "desgaste" y es una ocurrencia natural que se debe al paso del tiempo y al uso del activo.

Existen varios métodos que las empresas pueden utilizar para calcular la depreciación, como el método lineal, el método de saldo decreciente y el método de suma de los dígitos de los años. El método elegido dependerá de la naturaleza del activo y de las prácticas contables de la empresa.

La depreciación se registra como un gasto en el estado de resultados de la empresa y reduce el ingreso tributable de la empresa para el año. Al reducir el ingreso tributable, la depreciación puede ayudar a reducir la obligación tributaria de la empresa.

Es importante tener en cuenta que la depreciación es un gasto que no es en efectivo, lo que significa que no implica ninguna salida de efectivo real. Más bien, es una forma de distribuir el costo de un activo a lo largo de su vida útil.